Published by Mauro
on marzo 28, 2007 at 3:22 a. m..
Cada tarde, a la salida de la escuela, los niños se iban a jugar al jardín del Gigante. Era un jardín amplio y hermoso, con arbustos de flores y cubierto de césped verde y suave.
-¡Qué felices somos aquí! -se decían unos a otros.
Pero un día el Gigante regresó.
Al llegar, lo primero que vio fue a los niños jugando en el jardín.
-¿Qué hacen aquí? -surgió con su voz retumbante.
Los niños escaparon corriendo en desbandada.
-Este jardín es mío. Es mi jardín propio -dijo el Gigante-; todo el mundo debe entender eso y no dejaré que nadie se meta a jugar aquí.
Y, de inmediato, alzó una pared muy alta, y en la puerta puso un cartel que decía:
ENTRADA ESTRICTAMENTE PROHIBIDA
BAJO LAS PENAS CONSIGUIENTES
Era un Gigante egoísta...
(Extracto de Cuento de Oscar Wilde)
Muchas veces la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se confunde con regalar, con caridad. Claramente no es así, en un sentido profundo se trata de entender que la responsabilidad de una empresa no es sólo generar valor privado (para sus accionistas) sino tambien valor público (para la comunidad) en la cual está inserta. No es valor para los grupos de interesados, sino efectivamente comprender el entorno social en donde se desenvuelve una empresa y establecer una política no sólo amigable con el entorno social, sino derechamente una política proactiva. Por eso la RSE es una práctica voluntaria de las empresas, imposible de regular por una ley, se desarrolla dentro del plano de lo ético, no dentro del plano legal.
Todo lo contrario a "poner la pata encima"...comprende una visión y un entendimiento de cómo funcionan las comunidades locales que son nuestro entorno: cuales son sus tradiciones, cual es su cultura, sus valores...usando el ejemplo del cuento: "CUAL ES EL JARDIN EN DONDE JUEGAN"....esa es la esencia de la RSE: entender cuales son los espacios, practicas, posturas, que la comunidad local valora y respeta. O sea cuales son los jardines que no podemos cerrar. Eso se logra con motricidad fina. Y eso las empresas tienen poco, concentradas en la carrera de la productividad, de la competitividad y de las ganancias, la motricidad fina para con el entorno se ha perdido totalmente....y para eso se requiere practicar y recuperarla.
La frontera entre el respeto y el abuso es difusa...y esa es la paradoja de la RSE: cuanto dar para que no se convierta en abuso y cuanto dar para ganar respeto....pero no piense en regalar cosas, sino principalmente tiempo, tiempo para escuchar a la comunidad: lo que quiere, lo que espera, lo que anhela, lo que le molesta, lo que los asusta. Los grandes motivadores del ser humano son los sueños y los miedos.
Entonces nuevamente motricidad fina: antes de implantar una política de RSE, converse con su entorno, converse con las comunidades, diga poco y escuche mucho. Antes de ofrecer, escuche. Se evitara perder plata y sobre todo evitara poner la pata encima o cerrar el JARDIN DONDE JUEGAN.
Días atrás estuve en una charla sobre la política de RSE de una gran empresa y otro ejemplo de la falta de motricidad fina: Lo que la empresa presentaba como RSE eran las compensaciones exigidas por Conama!!!!...nuevamente peras con manzanas, las compensaciones, compensaciones son, no son una expresion de RSE, de hecho no son voluntarias, son una exigencia.
Por eso hablamos de motricidad fina, RSE es preocuparse de los pequeños detalles locales, de entender la comunidad local, de escucharla, para alejar sus miedos y para ayudarla a alcanzar sus sueños. La RSE de una empresa es una batalla que no se gana en los diarios, de hecho allí se pierde. Vale más una comunidad consciente del valor de la empresa, esa es su mejor defensa, el ejemplo más claro de esto es el movimiento generado en contra de la estatización de CMPC en los '70 que bajo el slogan "
La papelera no!" agrupo a trabajadores, ejecutivos y accionistas impedir la estatización, todos actuando juntos con la misma estrategia, con un único objetivo: salvar la empresa. Hoy, la política de RSE de CMPC es interesante, pues como en el cuento del Gigante Egoista ellos crearon un Jardín para que todos jueguen, el Parque Jorge Alessandri, en Escuadrón, Camino a Coronel. Excelente iniciativa y un tremendo regalo para la ciudad. (Ver
Un Caso Practico de RSE).
Hoy, no encontramos movimientos de esa naturaleza y tal vez por eso surge la RSE, por la necesidad de que las comunidades locales sean conscientes de la necesidad de cuidar y de relacionarse con los actores económicos del territorio. Sobre todo en el borde costero con las inversiones en plantas de harina y conservas de pescado, en las pequeñas comunidades rurales empobrecidas que rodean las plantas de celulosa; sobre todo en las empresas que generan impactos ambientales (humos, riles, solidos) y para las cuales un conflicto social puede significar salir del mercado para siempre...como en el cuento del Gigante:
-No entiendo por qué la Primavera se demora tanto en llegar aquí -decía el Gigante Egoísta cuando se asomaba a la ventana y veía su jardín cubierto de gris y blanco-, espero que pronto cambie el tiempo.
Pero la Primavera no llegó nunca, ni tampoco el Verano. El Otoño dio frutos dorados en todos los jardines, pero al jardín del Gigante no le dio ninguno.
Es un gigante demasiado egoísta -decían los frutales.
De esta manera, el jardín del Gigante quedó para siempre sumido en el Invierno, y el Viento del Norte y el Granizo y la Escarcha y la Nieve bailoteaban lúgubremente entre los árboles.
Un mal calculo social, puede hacernos perder todo, la confianza, la credibilidad, la reputación, los clientes y el mercado. Una RSE mal diseñada y mal aplicada puede ser peor que no hacer nada.
Pero como dice el cuento, es posible cambiar...si lo ha hecho mal hasta hoy, no es necesario perseverar y persistir en el error. Pedir perdón y dar vuelta la página es un tremendo paso. Se pueden recibir críticas y reclamos, pero siempre es mejor poner la mejilla que poner el cuello. Y si se toma a la comunidad en serio, tal vez pueda encontrar "CUAL ES EL JARDIN DONDE JUEGAN"...y si forma parte de sus activos, abra las puertas y dejelos entrar...ejercite la motricidad fina y como en el cuento del Gigante Egoísta...volvió a abrir las puertas de su jardín para que regrese la Primavera.
Y la empresa donde trabajas....¿Se comporta como el Gigante Egoísta?
Etiquetas: cuentos, emprendimiento, redes empresariales, RSE
Esto de la RSE tiene mucho de sentido común.
La empresa donde trabajo es un gigante a nivel nacional, pero no se comporta de manera egoísta.
Ha aprendido a escuchar a la comunidad.
En todo caso este aprendizaje proviene de las motivaciones que mencionabas: competitividad y obtener ganancias... no me queda tan claro que sea por generar valor público.
Muy bueno el artículo Mauricio, de hecho en este plano "ético" la empresa debe asumir que el desarrollo económico no puede estar ajeno al de la cultura y su entorno. Si bien, son muchos los ejemplos en donde ha ocurrido lo contrario, es ahora cuando esta fina barrera debe provocar una suerte de cambio de paradigma, participando de manera proactiva en la realidad local, en sus transformaciones naturales e inducidas, y por supuesto, sus miedos.